lunes, 15 de septiembre de 2014

El Síndrome de Marfan y el deporte de élite. Mundo Básquet 2014.



Entre el 30 de Agosto y el 14 de Septiembre hemos podido seguir este gran acontecimiento deportivo, la Copa del Mundo de España de baloncesto 2014.

A todos los que nos gusta este deporte habíamos depositado grandes esperanzas en la Selección española. Casi sin despeinarnos creíamos llegar a la final y luchar con el Dream team, Estados Unidos y optar a algo más que el segundo lugar. Pero la realidad es tozuda y puso al equipo español en su sitio.

Pudimos ver en la final del domingo un equipo intratable de jugadores estadounidenses, grandes atletas y con un acierto fuera de ninguna duda. Todo esto es el resultado de un gran trabajo en las universidades que desembocan en la liga mejor del mundo, la NBA.

Son cientos de jugadores universitarios que se preparan a fondo para ser elegidos en el draf, pero son pocos los afortunados.

Recientemente la prensa deportiva en todo el mundo dio la noticia que, en resumen recogemos a continuación en nuestro blog. Con ello queremos reconocer a todos aquellos jóvenes anónimos que han tenido que abandonar su deporte favorito a causa del Síndrome de Marfan. Dejar un proyecto de vida practicando un deporte de nivel es muy duro, pero la vida es más importante que cualquiera otra cosa. No es fácil pero la vida está antes.




Sueños que vienen y otros que se esfuman

Desde pequeño Isaiah Austin soñó con jugar en la NBA. Ya fuera en Cleveland, Milwaukee, Orlando, o Philadelphia. Daba igual, cualquiera de las 30 franquicias que componen la mejor liga de baloncesto del planeta era un buen destino. Pero la vida volvió a golpearle de nuevo. Durante las pruebas médicas en el habitual NBA combine, evento donde los candidatos a entrar en el draft tratan de impresionar con su repertorio ante los atentos ojos de scouts y técnicos, los médicos le diagnosticaron el Síndrome de Marfan. Una enfermedad rara del tejido conectivo, que afecta a distintas estructuras, incluyendo esqueleto, pulmones, ojos, corazón y vasos sanguíneos. Una enfermedad que afecta a una de cada 5.000 personas.

“Me dijeron que no podría volver a jugar al baloncesto de competición nunca más”, declaró Austin a la ESPN. “Encontraron el gen en una muestra de sangre. Me dijeron que las arterías de mi corazón son más largas de lo normal y que si fuerzo mucho mi corazón podría decir basta. El draft está a cuatro días y tenía el sueño de que mi nombre fuera pronunciado”. Un testimonio que eriza el vello y hace pensar fríamente en la debilidad de los hombres ante un destino voluble e incontrolable.

Un palo definitivo para un chico que a los 16 años perdió la visión de un ojo por culpa de un desprendimiento de retina que requirió de cuatro operaciones. Tras aquello, su esfuerzo y capacidad de sacrifico le hicieron remontar el vuelo y llegar a la NCAA, donde logró cuajar destacadas actuaciones. En sus dos temporadas en la Universidad de Baylor ha promediado 12,1 puntos, 6,9 rebotes y 2,4 tapones. En los prospectos para el próximo draft se perfilaba como serio candidato a ocupar las últimas posiciones de la primera ronda o en su defecto copar los primeros puestos de la segunda vuelta.

En estos duros momentos llenos de drama y desolación, Scott Drew, entrenador de la Universidad de Baylor, anunció a través de un comunicado que el jugador no estaría solo. “Es una noticia devastadora, pero Isaiah tiene el mejor sistema de apoyo que alguien podría pedir, y él sabe que todo Baylor está con él. Su salud es lo más importante, y aunque extremadamente triste que no vaya a poder jugar en la NBA, nuestra esperanza es que pueda volver a Baylor a terminar la carrera y ejerza como entrenador en nuestro programa”. 

Cruel paradoja: mientras unos ‘tankean’ entrenamientos, otros se van a casa para librar la batalla más importante de su vida.

Para ampliar la noticia: Buscar el Google: sindrome marfan nba

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