domingo, 24 de abril de 2011

Brad-ford Cox. La sinfonía del ruido

CRÍTICA: ROCK Deerhunter
La sinfonía del ruido
 15/04/2011


Brazos largos, flequillo rubio, piernas delgadas, camiseta XXL de pordiosero y cara de un Tom Petty enfermo y deshidratado. Al ver anoche la desgarbada figura de Brad-ford Cox estirarse sobre el escenario de La Riviera, muchos podrían pensar que es un tipo rarito. Lo es, sí, pero no solo por su físico. A esto último los médicos lo llaman de otra forma y son más elegantes: Cox, nacido en Atlanta hace 28 años, sufre síndrome de Marfan, el mismo que padeció Abraham Lincoln, que provoca un aumento inusual de la longitud de los miembros. El diagnóstico de esta enfermedad hereditaria suele dejar claro una cosa: no afecta a la inteligencia, que es el músculo con el que trabajó ayer Cox al frente de Deerhunter.
Dio igual que solo hubiese 1.000 personas, de las 2.500 que caben en la sala, y que el grupo sea -no nos engañe-mos- minoritario, lujo de entendidos y avispados. El de anoche fue un concierto intenso, difícil, no apto para todos los públicos, pero necesario y enriquecedor si se quiere saber qué ocurre más allá de las listas de ventas.
Un geniecillo


El cuarteto Deerhunter arrancó con Desire lines, de su cuarto y último disco, Halcyon Digest. Desde la segunda canción, Cox coge las riendas del cuarteto, evidenciando que, aunque se sitúe en un lateral y no se pasee por el escenario más que una vez para esconderse detrás de una columna de amplificadores, él es el 95% del grupo. Es un geniecillo -otros se atreven a llamarlo esquizofrénico- con altas dosis de talento y que fabrica canciones desde el inconsciente. Él mismo asegura que, para componer, entra en trance y, cuando se despierta, encuentra seis o siete temas escritos sobre la mesa. Son melodías brumosas y atonales con algún grado de ansiedad, atmósferas opresivas y vaporosas de nostalgia ruidista.
El de anoche fue un concierto de sensaciones más que de fuegos artificiales. Había que cerrar los ojos y dejarse llevar por unos desarrollos largos y sensitivos, complejos, guitarreros y con aristas. Si se miraba al escenario no se encontraba sino los mismos aburridos vicios y la apatía indolente de muchos grupos noise de los noventa. Menos mal que estos chicos saben lo que hacen: ampliar en forma de música el juego mental de Cox. Y lo hacen bien. Si uno se despista lo más mínimo, aunque sea el tiempo de pedir una cerveza, está perdido: recuperar la concentración y el hilo en esta fina sinfonía del ruido se convertirá en una quimera. Merece la pena estar atento.

miércoles, 6 de abril de 2011

Aspectos psicológicos del Síndrome de Marfan

Aspectos psicológicos del Síndrome de Marfan



Toda enfermedad crónica compromete el proyecto de vida de un sujeto. El paciente con Marfan tiene en su desarrollo síntomas que modifican su vinculo familiar y social y, a su vez, producen limitaciones físicas con eventuales consecuencias emocionales. Es necesario entonces un abordaje interdisciplinario.
El Síndrome de Marfan afecta principalmente la imagen corporal, lo cual juega un papel importante en la etapa de la niñez y la adolescencia, en que se afianza la autoestima.
Si al crecimiento exagerado y al aspecto físico diferente se le suman limitaciones orgánicas como dificultades en la visión, en el aparato locomotor y cardiológico se pueden generar respuestas psicológicas diversas que estarán relacionadas con la estructura psíquica del paciente. El paciente entonces, como dinámica defensiva, transforma su angustia en síntomas psíquicos.
Así como es fundamental el diagnóstico médico temprano, el proceso de aceptación psicológica de la enfermedad debe ser trabajado conjuntamente con profesionales, docentes y los padres para facilitar la concientizacion y aprender a cuidarse, a realizar controles y a prevenir posibles complicaciones.
La hostilidad, el aislamiento social, la irritabilidad, la depresión y la exclusión pueden ser síntomas manifiestos durante la adolescencia, pero si se trabajó previamente será menos dificultoso encontrar las causas.
Es muy importante comenzar el diagnóstico psicológico con el grupo familiar. Cuando existen enfermedades de trasmisión genética, los padres pueden manifestar frustración, negación, culpa y sobreproteger demasiado a estos hijos con consecuencias sintomáticas en el proceso de separación- individulización y en el funcionamiento de la dinámica familiar.
En cuanto a la problemática del adulto con Síndrome de Marfan, estudios realizados por la Universidad de Pennsylvania demostraron que más del 60% de los pacientes con esta patología siente influencia negativa sobre su calidad de vida. Asimismo de estos 174 pacientes estudiados el 62% mostró preocupación acerca de la trasmisión genética de su enfermedad con consecuencias en la toma de decisión acerca de la posibilidad de tener hijos. Asimismo manifiestaron deterioro en la calidad de su vida sexual que, no tendría por qué no ser plena.
En conclusión, el trabajo psíquico con pacientes con Síndrome de Marfan debe orientarse fundamentalmente a favorecer el proceso de elaboración de las limitaciones físicas y el desarrollo de recursos adaptativos y compensatorios que lo ayuden a insertarse activamente en la sociedad y le permitan concretar sus proyectos personales.

Para saber más AQUÍ

domingo, 3 de abril de 2011