jueves, 28 de octubre de 2010

Referentes

Estaba repasando la entrada que recogía la entrevista de El Mundo a Javier Botet y, tanto en ella como en los comentarios, me he topado con una sensación que a todos nos resulta familiar.



Con permiso del referido comentario de "Anónimo", cito:



"De momento, mi encantador sobrino, un chaval de 18 años, sencillamente no habla nunca del Marfan. Supongo que con el tiempo, cuando tenga la situación más o mejor asumida, será capaz de hacerlo."




Y con el de Javier Botet, cito:



"Era inevitable llegar a un sitio y saber que me iba a enfrentar a un nuevo cúmulo de niños."




Vivimos en una sociedad plagada de valores estéticos supérfluos, que educa esclavos del culto al cuerpo. El asunto es especialmente sangrante a determinadas edades, pues son la geometría músculo y la voluptuosidad de la curva los ingredientes que además de integradores resultan el objetivo de muchos jóvenes.




El resultado es palpable a lo largo y ancho de las calles de nuestras ciudades, paseadas por auténticas y auténticos Venus y David de este tiempo nuestro tan raro.
Y tan cierto es que el deporte es salud como que la vigorexia (entre otras tantas patoloexias con las que muchas personas tratan de transformar su vestido orgánico) es patología.



Nada nos ayuda, pues en los medios tipos y tipas de estas y semejantes efigies nos bombardean con gritos más contundentes que los hercúleos bíceps que lucen ellos o las siliconadas glándulas mamáreas que exhiben ellas (y también de alguno de ellos), soterrando cualquier valor intelectual o sensible (que no emotivista, sentimentaloide, que de esos tenemos los campos del TDT bien sembraditos, haciendo de la intimidad un lamentable espectáculo).


Permitidme un pequeño inciso: cuando hablo de medios, me refiero casi exclusivamente a la televisión y unas cuantas revistas. Es injusto para el resto, que no dudo intentan imponer un periodismo de más calidad. Qué digo, intentan imponer periodismo, a secas, que lo otro ya lo hacía mi abuela con sus vecinas en el patio del lavadero y nunca vio un duro. Y tal vez por eso la indignación es mayor, pues es suya (y nuestra) la responsabilidad de evitar el flagrante intrusismo profesional del que son (y somos) víctimas. Imaginemos por un instante que cualquier personajillo pudiera ejercer de cirujano gracias a la prestigiosa Universidad de Gran Hermano. Ni ellos como profesionales ni nosotros como usuarios lo permitiríamos bajo ningún concepto.



Cerrado el paréntesis, tampco la publicidad nos es favorable: no importa la colonia, los cereales o el coche en sí, lo relevante es la aceptación institucionalizada de lo que proyectamos, y ésta viene dictada por una imagen falsa. Aunque debo reconocer que de vez en cuando me pongo unas gafas que compré que me transforman en 007. Y resuelvo casos complejos y arriesgados :)



Los niños siempre han tenido especial facilidad para destacar al diferente. No tengo demasiada idea de psicología pero quizás quepa hablar de la inmadurez, de la falta de desarrollo de algunas facultades emotivas (empatía, aparición breve de remordimientos...). En definitiva, el diferente, percibe a un cúmulo de niños esperándole.En las palabras de Botet, me ha parecido ver la sombra de lo que él, como yo y tantos otros, percibimos como auténtica e indiscriminada crueldad. De adultos, ya somos capaces de ver que tal vez no era así en el fondo, pero sí en la forma.



En la adolescencia la crueldad suele ser autoinfligida (aunque el entorno continúe ejerciendo influencia sobre el malestar de cada uno de nosotros). La propia imagen es para la mayoría inaceptable, así que ¿qué cabe esperar del sentir de un adolescente cuya imagen está afectada por el Síndrome de Marfan? El problema es relamente grave, y la mayoría lo hemos pasado en silencio, de puntillas, disimulando de cara a la galería y llorándolo de paredes adentro en nuestra habitación adolescente llena de pósters de ídolos a los que no nos parecemos.



Personalmente, y a diferencia de Javier que presume de ser alguien a quien no le ha importado nunca lo que los demás digan de él, yo sufrí este tema con una intensidad me atrevería a decir que superior a la que me provocaron años después mis problemas de mala salud de hierro. Llegué a creer entonces que estaba más preparado para la muerte que para la vida. Son sólo agitaciones del alma en situaciones límite. Luego, en la normalidad de la salud y la normalización de determinadas y escandalosas medidas, la visión de las cosas se equilibra y todo parece más sencillo.



La vida marfan (que para mí es sencillamente: la vida) me ha dado la oportunidad de colocarme en distintas atalayas. Cada una de ellas me ofrecía un perspectiva muy distinta. En ocasiones, el paisaje entre una y otra era muy parecido. Pero casi todas ellas me he sentido solo. En mi pensamiento he mantenido infinidad de conversaciones con Abraham Lincoln y Paganini. Hasta que un día encontré un referente. Alguien que llevaba su carga con conciencia de sí, pero con seriedad y aparente ligereza. Aprendí gracias a él y a otros cómo él que le siguieron, que se podía vivir apartando determinadas chorradas. Esa atalaya me elevó del resto. Me gusta evocar todas las perspectivas de vez en cuando, es como hacer una suerte de balance, pero sin duda me atrevo a ello gracias a los referentes. El fenómeno asociativo es el causante, el que nos posibilita salir del aislamiento.



Me gustaría haceros una propuesta: conozcámonos un poquito más gracias a este blog. Hagamos de esta comunidad lectora una comunidad participativa que intercambia libremente opiniones y experiencias. Tal vez encontréis un referente que os ayude a ver las cosas de otro color, o mejor todavía, ¡imaginad a todas las personas a las que podéis dar luz!



Para dar ejemplo, empezaré por hablaros de mí en las próximas entradas. Pero si alguien se anima, enviadnos un texto contando lo que queráis, una fotografía si os apetece haceros famosos como Javi :) a la siguiente dirección: simacatalunya@gmail.com .



Hasta entonces, recordad que el mejor Gran Hermano es el de Orwell.

martes, 26 de octubre de 2010

'El síndrome que sufro me debilita y es mi fortaleza'

PACIENTES CÉLEBRES | Javier Botet

'El síndrome que sufro me debilita y es mi fortaleza'

Foto: Luis de las Alas
Foto: Luis de las Alas
  • El actor ha pasado varias veces por quirófano por su síndrome de Marfan
Desde que nací, mi vida ha estado ligada a una rara enfermedad, el síndrome de Marfan. A ella le debo no sólo mi aspecto –con esas extremidades largas y delgadas que me confieren un físico tan peculiar–, sino también otros problemas internos que, pese a haber estado muy vigilado médicamente, me han llevado al borde de la muerte.
Este síndrome es una alteración genética que debilita el tejido conjuntivo y que provoca un crecimiento excesivo de algunas estructuras, como los huesos largos. Los tejidos se alargan, se hacen más laxos, y aparecen los problemas. De todas formas, no hay dos Marfan iguales. Algunos tenemos alteraciones físicas llamativas, y ello facilita el diagnóstico. Pero otros afectados apenas tienen signos exteriores, por lo que la enfermedad puede pasar inadvertida hasta que es demasiado tarde. Por eso, el principal problema de este síndrome es la desinformación.
En mi caso, como decía, la enfermedad ha sido muy llamativa externamente; ya desde mis primeros días, un tío mío que era médico comenzó a sospechar que podía padecerla y por eso se me prestó atención muy pronto. A los dos años y medio me operaron de 'pectus excavatum', una malformación muy propia de Marfan, pero la intervención no dio buen resultado y cuando tenía cinco años tuvieron que intervenirme de nuevo.
No han sido las dos únicas operaciones. A los 20 años pasé nueve horas en un quirófano mientras los médicos intentaban corregir la cifoescoliosis de mi espalda: medía ya más de dos metros, era muy delgado y mi columna no podía más. Pero la intervención más delicada llegó cuando, a los 27 años, detectaron que mi aorta corría el peligro de seccionarse. Hay personas que pueden preguntarse qué tiene que ver la aorta con todo esto, pero es que todo forma parte del mismo problema: no sólo crecen los huesos, sino también los tejidos internos. En concreto, la aorta es uno de los que más se da de sí; se va dilatando y, cuando llega a un ensanchamiento peligroso, hay que operar. Me pusieron una válvula y una especie de protección –como el que pone cinta aislante a un cable–, para evitar que se rompiera. Una rotura de la aorta es fatal: te desangras y ni te enteras.
¿Y cómo ha sido mi vida con Marfan? Pues no sé muy bien qué decir:sólo he tenido esta vida, no puedo saber cómo es lo que los demás consideran una vida normal. Sí es cierto que he tenido muchas carencias, aunque pienso que las he percibido de modo similar a como lo habría hecho un niño gordo, o con orejas grandes. Ha habido momentos difíciles en la infancia; por el trabajo de mi padre, cambiábamos mucho de ciudad y, en consecuencia, de colegios. Era inevitable llegar a un sitio y saber que me iba a enfrentar a un nuevo cúmulo de niños. He pasado muchas veces por esa fase de adaptación y me he hecho fuerte, siendo un tío al que le importa muy poco lo que piensen los demás.
Pero luego se ha dado una paradoja. Ese cuerpo que tantas veces me hizo sufrir se ha convertido en mi mayor ayuda para introducirme en el mundo del cine. Ha sido mi debilidad, pero también mi fortaleza. Tanto en las películas en las que he participado, como en la que estoy preparando ahora –como actor, director y guionista–, mi cuerpo tiene un papel. Soy el primero que sabe que mi físico tiene un gran valor visual, y llevo toda mi vida conociendo sus posibilidades. No me da reparo utilizarlo, al contrario: me enorgullezco de ser tan diferente. No me gustaría cambiarme; bueno, sí, tal vez querría estar superbueno, pero sólo los fines de semana. Salir de vez en cuando, triunfar con las chicas y luego volver a lo que me divierte: el cine.

lunes, 25 de octubre de 2010

La Federación Catalana de Fútbol obliga a los niños a pasar pruebas cardiovasculares

Se hace camino al andar... ¡Seguimos andando!

Literatura electrónica (II)

Unas cuantas entradas ha nos habíamos quedado analizando las bondades de las nueas tecnologías en cuanto a lo que lectura se refiere. Tras un día de playa virtualizado a través de este blog, os dejamos entre la curiosidad y la espectativa. En la entrada de hoy retomamos el tema.








  • ¿Qué se entiende por literatura electrónica?
Aunque se podría extender, en general, esta denominación se refiere a aquella literatura cuya fuente es un archivo digital y que, a su vez, puede ser leída a través de un dispositivo electrónico. La literatura -llamémosla- tradicional no nos planteaba tal dicotomía entre fuente y soporte, al menos no de manera tan clara. Me explico: cuando tenemos entre las manos un libro, es este mismo objeto libro el soporte de lectura. Describir un libro es algo sencillo: un número variable de hojas de papel unidas a un lomo a través de algún sistema de sujección (normalmente, cola o hilo) que a su vez está protegido por un par de tapas de distintos materiales. Con todo ello nos referimos al soporte. Cuando hablamos de la fuente nos estamos refiriendo al texto contenido en las páginas del libro. Son fuentes las páginas de Las mil y una noches, El corazón tan blanco o Los pilares de la tierra. Así pues, cada fuente que queramos leer irá inveitablemente unida a un soporte distinto, es decir, a un nuevo objeto libro, que se adapte a su extensión, calidad de encuadernación, etc... De ahí lo frondoso de nuestras estanterías :) (vaya por delante que pocas cosas hay más bonitas en casaque una estantería llena de libros).

En la literatura electrónica la cosa cambia; obtenemos de entrada algunas de las ya sabidas ventajas de la informática en general. Las fuentes (es decir, los textos impresos sobre páginas) son ahora archivos digitales de distintos formatos (doc, pdf, epub, fb2, ect...). Estos archivos no se guardan en estanterías sino en dispositivos electrónicos de memoria (discos duros, memorias flash...). Estos archivos pesan del orden de entre 50 y 200 Kb (dato orientativo), dependiendo del formato, la cantidad de gráficos, etc. ¿Dónde leer todo esto? Pues por ejemplo, un PC ya nos serviría. De hecho, cualquier leer un blog es un ejercicio -particular- de literatura electrónica, donde la fuente está almacenada en algún servidor de Internet y el soporte de lectura es el PC, o el teléfono, o la PDA o aquél desde el que nos estamos concectando.

Pero sí, tal y cómo estáis pensando, menudo tostón resulta leer un texto largo desde la pantalla de nuestro ordenador. No quiero imaginar lo que debe ser acometer la lectura de las más de tres mil páginas de Guerra y paz, ¡peor que pelar cien mil cebollas sin descanso!
EL problema de las pantallas es que emiten luz y la luz es además de una onda, un haz de partículas. Esas partículas bombardean nuestros ojos y nosotros, entonces, optamos por pelar cebollas.
Para tener la misma sensación que al leer un libro con páginas de papel impresas en tinta, necesitamos un libro electrónico, formado por papel y tinta electrónicos.
  • ¿Qué son los libros, el papel y la tinta electrónicos?
Un libro electrónico es un dispositivo de lectura de fuentes digitales. El libro elctrónico tiene una pantalla que rápidamente dejaremos de llamar así. Esa superficie es en realidad papel electrónico. Las principales características del papel electrónico son su ligereza y que no emite luz. Existen ya algunos dispositivos de lectura electrónicos flexibles, que pueden ser doblados y guardados en el bolsillo, igual que una hoja de papel. Es muy probable que seamos testigos de una auténtica revolución con el reciente descubrimiento del grafeno. La tinta electrónica está compuesta por un gran número de diminitas cápsulas que contienen un gas capaz de adoptar un pigmento entre el blanco y el negro al aplicarle un carga eléctrica. La tinta electrónica está distribuida por la superficie del papel electrónico y cada vez que se imprime una página, cada cápsula toma el tono que le corresponde. Por lo pronto, la verdadera tinta electrónica, sólo existe en blanco, negro y escala de grises. Si el dispositivo tiene color es que emite luz y no se trata de tinta electrónica.
  • ¿ Tiene más ventajas?
Ya hemos mencionado el poco espacio que ocupa este tipo de literatura, de hecho va toda cargada en el dispositivo de lectura. Esto no deja de ser una verdadera revolución si hablamos, por ejemplo, de documentación administrativa, formativa, científica... (también puede evitarnos alguna visita extra a Ikea). Pero existen más:



1.- Un solo dispositivo de lectura nos permite leer cualquier fuente: periódicos, novelas, manuales... Eso representa una disminución sin precedentes en la tala de árboles destinados a ser papel. Imaginemos tan solo el caso imprime un texto, esto es cuando cambiamos de página. El resto del tiempo ya está impreso, por no se da ningún consumo extra. No sería así con una pantalla que emite luz.





2. Los dispositivos de lectura están dotados con capacidades que nos permiten ajustar las carácterísticas de la página (tamaño y tipo de letra, orientación vertical u horizontal...)




3.- Llevar diez, cien, mil o millones de libros o documentos simultáneamente dejará de ser un problema para nuestra espalda. La portabilidad es una gran ventaja. Los dispositivos pesan alrededor de 70-100 g.





4.- La fuente no se deteriora y podremos leerla en un futuro aunque cambiemos de dispositivo.





5.- Los precios son más económicos puesto que el proceso de creación de una fuente sólo requiere maquetación. No necesita materiales, impresión, distribución... Este punto da para una entrada independiente: muchas voces están en desacuerdo con lo elevado de las tarfias con que algunas editoriales están comercializando los títulos. Otras en cambio (por ejemplo la editorial digital Luarna) ofrecen precios muy razonables. Sea como fuere, no vamos a descubrir la sopa de ajo si dejamos caer un apunte: en Internet está todo.




  • E-book, E-reader, libro digital, libro elctrónico. ¿Es lo mismo?
Fabricantes y editores (en su gran mayoría) no han sido contundentres a la hora de marcar la terminología necesaria para diferenciar las fuentes (los títulos que adquirimos) de los soportes de lectura. A este problema se añade la duplicidad de nombres que nos viene del inglés. Intentaremos aclararnos:




- Libro electrónico - E-book: En su versión inglesa designa al archivo fuente. Es decir, si afirmamos: "voy a comprar el último e-book de Eduardo Mendoza", nos estamos refiriendo a que vamos a adquirir el título y el contenido de ese libro. Es decir: la fuente. Por lo tanto, ya deberíamos disponer de soporte de lectura donde poder leerlo. En castellano la frontera es más difusa. Por libro electrónico se entiende tanto el dispositivo de lectura como las fuentes (las obras). En esta misma entrada nos hemos referido así al dispositivo de lectura líneas más arriba. Seguiremos a la espera de que se imponga un término más descriptivo, mientras tanto:




- Lector electrónico, e-reader: ambos designan al dispositivo de lectura.

  • Libro electrónico y discapacidad
Recuerdo que apenas podía mover los brazos. Estaba terminando El dardo en la palabra, de Lázaro Carreter, y más de 700 páginas. El tiempo en la UCI pasa muy despacio y a veces, las estancias se prolongan un poquito. Postergué la lectura del mastodonte para después, y empecé con libros más pequeños. Aun así, me costaba pasar las páginas y sostenerlos con normalidad. En planta tuve el mismo problema. Ojalá hubiera podido arreglarlo con solo pulsar un botón. Aumentar el tamaño de la letra, poder reproducir el texto en voz, la facilidad de maniobra, de almacenaje... Todas estas características no han pasado desapercibidas para los colectivos de discapacitados. El pasado mes de septiembre, la empresa española Grammata (fabricante del e-reader Papyre) llevó a cabo una interesante iniciativa en el Hospital de parapléjicos de Toledo a fin de construir una biblioteca digital adaptada. Aquí podréis leer, en la propia página del hospital, cómo fue la experiencia.



El amor a los libros no quita que valoremos las ventajas de estas -cada vez menos- nuevas formas de lectura. A la espera de ver qué sucede (es de prever que la convivencia entre ambos modelos sea la norma, ta y como sucede con la música y la gran cantidad de formatos en que la escuchamos), os invitamos a probar esta noche, con una pequeña lamparita (¡las pantallas no emiten luz!, ¡que son papel electrónico!), a disfrutar en vuesto lector (e-reader) de vuestro libro favorito (e-book).



No dudéis en plantearnos cualquier duda al respecto, y ¡buenas lecturas!

Betabloqueantes y losartán en niños con síndrome de Marfan



Los betabloqueantes en edad pediátrica, junto a la restricción de ejercicio físico, son aconsejados generalmente, sobre todo en niños que presentan dilatación aórtica, aunque la evidencia científica disponible en edad pediátrica es escasa y controvertida. En un estudio realizado en 63 niños (J Pediatr. 2007;150:77-82.) el score Z aórtico no fue diferente en el seguimiento de los que fueron tratados con betabloqueantes y de los que no lo fueron. En otro estudio, retrospectivo, llevado a cabo en 77 niños (Am J Cardiol. 2007;99:406-9), se observó un beneficio asociado al betabloqueante al limitar el crecimiento de la raíz aórtica aórtica.

La frecuencia cardíaca en niños dentro de la población general es superior a la de adolescentes o adultos. En aquellos de menos de 5 años, la frecuencia cardíaca durante esfuerzos moderados debe estar por debajo de 110 latidos por minuto, y los mayores de 5 años por debajo de 100 latidos por minuto, siempre teniendo en cuenta que estos fármacos producen disminución de la presión arterial, por lo que la dosis debe ser establecida por su médico.
En niños con asma los betabloqueantes pueden desencadenar y/o agravar los síntomas. En estos casos se puede considerar como alternativa el uso de antagonistas de los canales del calcio.
En cuanto al principio activo a elegir, es frecuente el uso de propranolol en edades más tempranas, ya que está disponible en presentación líquida o suspensión, aunque el atenolol es el más usado, si bien el médico es el que individualizará en cada caso.
En cuanto al uso de losartán en estas edades, la evidencia actual es escasa, pero parece que podría ser beneficioso, sobre todo en aquellos niños en los que hay dilatación o rápido crecimiento de la aorta  (N Engl J Med 2008;358:2787-95). No obstante, el estudio “Losartan vs. Atenolol”, que incluye población desde los 6 meses de edad, aportará información sobre su indicación en los niños(Am Heart J. 2007 Oct;154(4):624-31).

sábado, 23 de octubre de 2010

NUEVO BOLETIN DE FEDER





Si quieres leerlo entero pincha sobre  la imagen.

viernes, 22 de octubre de 2010

III Congreso de Enfermedades Raras


Los días 22, 23 y 24 de octubre, más de 100 familias procedentes de toda España acudirán a Totana a este Encuentro en el que estarán representadas también un centenar de las enfermedades tipificadas como raras.

El III Encuentro Nacional será un espacio de convivencia entre pacientes, profesionales del ámbito sanitario y social e investigadores de todo el territorio nacional, que compartirán las diferentes experiencias que se están llevando a cabo en varios hospitales de distintas comunidades autónomas.

La Consejería de Sanidad y Consumo de la Región de Murcia ha concedido el Interés Científico Sanitario al III Encuentro Nacional de Enfermedades Raras.

La Facultad de Medicina de la Universidad de Murcia concederá 1 CRÉDITO a los alumnos que asistan a este Encuentro, y se está trabajando para conseguir lo mismo en la Facultad de Trabajo Social.

LA INSCRIPCIÓN A ESTE ENCUENTRO ES GRATUITA, ASÍ COMO EL ALOJAMIENTO (sujeto a disponibilidad) Y ES POSIBLE REALIZARLA HASTA EL PRÓXIMO 15 DE OCTUBRE. 

Programa del congreso e inscripciones en el siguiente enlace: 
http://www.dgenes.es/index.php?option=com_content&task=view&id=199&Itemid=33

Contacta con nosotros en info@dgenes.es

lunes, 18 de octubre de 2010

Anticoagulante: buen amigo, mal compañero.


Anticoagulante: buen amigo, mal compañero.



Dicen que tener un buen amigo es tener un tesoro. A su vez: ¿Quien no ha sufrido un compañero interesado y molesto?

Los anticoagulantes son un poco de cada cosa. Por un lado nos mantienen la sangre fluida y evitan que se formen coágulos o trombos que podrían ser fatales. Pero por otra parte nos marcan con moratones al más ligero golpe que podamos sufrir.

No queda aquí la cosa, tenemos una cita ineludible cada cierto tiempo; 4 o 5 semanas, en el mejor de los casos. ¡Toma pinchacito en el dedo! A ver como va todo. Si estamos entre 2 y 3 en la escala INR, correcto aquí no pasa nada.

Ahora, si estamos por debajo o por encima, toca modificación de dosis y en un periodo más corto, nueva cita ineludible.

No queda aquí la cosa, hay que ser constante y meticuloso, la toma del anticoagulante debe ser la que nos marcan, siempre a la misma hora, dentro de lo posible claro está, y si nos olvidamos, no tomar el doble sino continuar con la dosis establecido y entonar el “mea culpa” en la próxima cita.

Si el otoño se ceba en nosotros y la fiebre aparece, nada de tomar lo primero que tengamos a mano. Hay que acudir al médico o echar mano a aquellos medicamentos que nos han recomendado que no interactuen con el anticoagulante. Dicho de otra manera, que no lo potencian o disminuyen su acción.

En cuanto a comer y beber:

-        Los alimentos flatulentos, mejor dejarlos a un lado.
-        Las bebidas, mejor con poco gas.
-        La cerveza, recomiendan evitarla en lo posible.
-        El vino, sin pasarse.

Y si llega inevitablemente la diarrea, la primera medida a tomar es ayunar un día y tomar abundantes líquidos. A continuación alimentos ligeros de fácil digestión.

Otro trato se debe dar al anticoagulante si precisamos ir al dentista o deben practicarnos una pequeña intervención. En este caso hay que seguir estrictamente las recomendaciones de nuestro médico. El nos indicará el protocolo a seguir en estos casos. No hay ni que mencionarlo, pero en caso de hemorragias nasales intensas, sangre en orina o heces, sangrado excesivo de encías y esputos con sangre, inmediatamente hay que dirigirse a las urgencias del hospital más cercano.

No estaría de más que las autoridades sanitarias se decidieran a proporcionarnos una identificación que claramente nos identificara como “adictos pastilleros” de anticoagulantes. Y lo digo en tono de broma, pidiendo disculpas de antemano a todo aquel que pueda sentirse ofendido.

Ventajas e inconvenientes de un buen amigo y a la vez un mal compañero.


Ilustraciones:http://roixa.blogspot.com/

jueves, 7 de octubre de 2010

Congreso de diagnóstico y tratamiento del corazón

Para ver la información CLICA sobre la imagen



miércoles, 6 de octubre de 2010

Literatura electrónica (I)

Cuando llega el esperado verano, solemos cargar nuestras maletas con uno, dos, tres o incluso más (dependiendo de la voracidad lectora de cada uno) mastodontes literarios que pasan de las quinientas páginas, confiando en disfrutar de lo nos ha sido privado durante el intenso y monótono frenesí del invierno. Se forma en la imaginación una estampa poética: una playa solitaria sólo límitada por un horizonte de azules; la piel excitada por la caricia salada de la brisa y el beso cálido del sol (en estos tiempos, cabría decir más bien, mordisco; ¡poneos siempre crema!); un buen libro entre las manos y el tiempo entero a mi disposición.
Claro que la experiencia se encarga de deshacer la imagen lírico-marítima y llevarla a lo suyo: el terreno de lo real: la playa está a reventar de gentes, latas de cerveza, colillas y tortillas. Su arena resulta ser una alegorìa de la metáfora del precio del metro cuadrado: es casi imposible establecerse sobre la propia toalla. La piel suda. La crema solar se hace ungüento sobre nosotros. Nos rebozamos poco a poco de arenilla cálida (eso sí) y húmeda (esto también) que nos va salpicando, empelida por simpáticos pies de agrios playeros que nos odian porque ya nuestra toalla descansa en la arena y nosotros sobre ella. Resulta que miramos el reloj y sólo resta media hora para ir a hacer la compra, la comida o a comer, en el mejor de los casos. Y es que estamos a disposición del tiempo. Pero ha llegado el momento. Sacamos de la bolsa nuestro incunable y comenzamos a leer. "Capítulo uno. ¿Por qué hay algo y no más bien nada?" ¡¡Guauu!! Juraríamos que la lectura había resultado de nuestro interés en algún momento de nuestra biografía reciente. Pero... ¿qué sucede ahora? ¿Por qué no estamos disfrutando, y más aún, comprendiendo, nuestro amado libro? Nuestras manos -pringosamente- cremosas protegidas del sol hasta el 30 o el 40 van pasando las páginas. Las partículas de arena de nuestras yemas van quedando entre las hojas, y a ellas hay que sumar las disparadas por los piececillos simpáticos que tratan constantemente de colonizar una parcela. En esta espiral de apasionante lectura, nuestro libro va doblando el volumen y en consecuencia su masa. Las quinientas páginas cuestan cada vez más de sostener conforme el calor nos debilita y el peso del objeto libro aumenta exponencialmente. No estamos disfrutando. Definitivamente no. Así que hacemos gala de nuestra condición de personas precavidas y sacamos de nuestra bolsa otro libro: "Los nobles e innobles validos", de Vaca de Osma, a ver si mejora en algo el ejercicio de nuestra liberación playero-literaria.
Aunque, como autor de la historia, os avanzo que no lo hará. Entre otras cosas porque si lo hiciese no me serviría para exponer una idea que trataré de desarrollar en las siguientes entradas: en determinados espacios (reducidos, arenosos :) ...), en función de nuestra capacidad de movilidad en ellos (una toalla playera, pero pensemos ahora también en las discapacidades), o ante las dificultades de carga y manipulación (manos pringosas de bronceador, situación de recuperación de una intervención...), el ejercicio de la lectura puede ser más bien una pequeña tortura. En los primeros párrafos lo he abordado con sentido del humor, pero he vivido momentos en que apenas podía sostener un libro entre mis manos y la lectura parecía ser el único (o casi) refugio. Entonces lo solucioné cambiando de libro, pasando a uno más pequeño y manejable. Me sirvió, a pesar de que todavía me era difícil pasar las páginas. Pero en el presente, un dispositivo electrónico de lectura (conocido también como e-reader, o libro electrónico) es capaz de aportar muchas ventajas a las personas que transitoriamente o de manera crónica, padecen algún tipo de problema físico que les dificulta la lectura. De todo ello me propongo hablar en las próximas entradas. Y para apaciguar mi relación con la playa y los playófilos:

Retornos del amor tal como era.

Eras en aquel tiempo rubia y grande,

sólida espuma ardiente y levanta
Parecías un cuerpo desprendido
de los centros del sol, abandonado
por un golpe de mar en las arenas.

Todo era fuego en aquel tiempo. Ardía
la playa en tu contorno. A rutilantes

vidrios de voz quedaban reducidos
las algas, los moluscos y las piedras
que el oleaje contra ti mandaba.

Todo era fuego, exhalación, latido
de onda caliente en ti. Si era una mano
la atrevida o los labios, ciegas ascuas,
voladoras, silbaban por el aire.
Tiempo abrasado, sueño consumido.

Yo me volqué en tu espuma en aquel tiempo.

Rafael Alberti