Estaba preparando un artículo sobre los nuevos dispositivos electrónicos de lectura y las, no pocas, ventajas que ofrecen a quienes padecen algún tipo de discapacidad. Y en medio de la vorágine recopilatoria, he ido desviando el rumbo fijado, hasta naufragar inseperadamente -como suele suceder en este Océano de océanos que es Internet- y quedar varado en la pequeña isla de un músico de rock llamado Bradford Cox, que como podréis suponer, padece el Síndrome de Marfan.
Paganini, Rachmaninoff, Liszt y, desde hoy, el señor Cox conforman, entre otros, la lista de algunos músicos ilustres (o al menos ciertamente populares) que pone de manifiesto que el síndrome no invalida para el ejercicio virtuoso de la música. Pero yendo un poco más allá, y basándonos en los amigos afectados que conocemos -donde el número de músicos es llamativamente elevado-, cabría plantearse si, tal vez, el síndorme de marfan puede predisponer a las personas que lo padecen a los entresijos de la armonía. Hace aproximadamente un año, di con un grupo de música electrónica llamado "Síndrome de Marfan" (no enlazo porque no logro localizarlos en toda la WWW). Me puse en contacto con ellos para averiguar por qué habían elegido ese nombre. Respondieron que dada la gran cantidad de músicos que lo padecían, la consideraban "la enfermedad de la musica". ¿Un aspecto positivo en las potencialidades del sindrome?
En fin, permitid que me deje mecer por el romanticismo y la fantasía, pero me gustaría pensar que sí. Que algo en la mutación no ha resultado ser tan malo.
Os dejo con un vídeo de Bradford Cox (recordar antes que para gustos... los colores) y un blog musical en el que le dedican un post. Mientras tanto, continuamos preparando el artículo sobre los e-readers.
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